Buenos días, por decir algo, el traqueteo del tren casi no me deja escribir, son las 11:20 y debemos de llevar un retraso de 3h sobre la llegada prevista a Varanasi, había muuucha niebla en el camino y a las 7:30 cuando nos hemos despertado el tren ha estado parado durante más de 40 minutos, imaginamos que durante nuestro sueño habrá estado al más y decidimos dormir hasta que alguien nos diga algo. Hemos vuelto a despertar a las 10:30, la hora en que en teoría íbamos a estar en Varanasi ya despejados y realmente con buen cuerpo, la cosa la noche anterior al subirnos al tren pintaba bastante peor. Pasando el tiempo, poco a poco, jugando a cartas y echando alguna que otra cabezadita, sin saber a que altura del camino estábamos, nos daba la impresión de que no íbamos a llegar nunca a Varanasi. Preguntamos a un revisor y sí, a las 13:30 teníamos prevista la llegada.
Ni un minuto más tarde llegamos a la Varanasi Jn, salimos en busca de un rickshaw, le dijimos la el nombre del hotel Scindhia, y para allá que vamos, entre un tráfico de miedo, pitando como locos, nos lleva a otro sitio que no es el que le decimos Sandhia o algo parecido ponía en la puerta. Por casualidad dos chicas suizas habían tenido el mismo problema, y decidimos buscarnos la vida para llegar al lugar que teniamos pensado. Después de caminar entre las sucias callejuelas de Varanasi, subir y bajar varias escaleras, aparece ante nosotros el esperado Scindhia, nos quedamos en una habitación sencilla con vistas al Ganges. Reservamos dos paseos en barca por el río uno para por la tarde a las 17 y otro para ver la salida del sol a las 6:15, nos pegamos una merecida ducha y vamos a comer algo antes de la salida en barca.
Nuestro primer contacto real con Varanasi y sus ghats de cremación lo tenemos en el camino hacia el restaurante. En Varanasi hay dos ghats de cremación, el más importante Manikamika esta a escasos 150 metros de nuestro hotel, esta en funcionamiento durante las 24h del día y al cabo de la jornada se realizan hasta 400 cremaciones. En nuestro camino pasamos por delante del ghat donde encima de cada hoguera se queman los restos de personas fallecidas, nos llama mucho la atención el ver partes del cuerpo saliendo entre las llamas, pero la normalidad en el ambiente hace que lo veamos también de ese modo después de la impactante primera visión. Casi más impactante es cuando por las callejuelas se escuchan los cantos de las personas que traen un cuerpo al ghat de cremación, pasan corriendo un grupo de familiares con el cuerpo a hombros encima de una especie de cama de madera con el cuerpo del difunto cubierto con telas de brillantes colores, para nosotros son momentos sobrecogedores, pero no falta el típico personaje que te quiere vender unos chicles mientras pasa el difunto. Son momentos donde te sientes algo desubicado, ya que da la sensación de que eres un curioso dentro de sus celebraciones en este sagrado lugar para los Hindúes aún mostrando total respeto. Todo es digno de ver, su forma de pensar ante la muerte y de su descanso eterno.
A eso de las 17h nos montamos en una barca a remos con un chaval de 17 años que nos va a llevar a dar un paseo durante casi 3h, las vistas desde el río con las explicaciones del chaval están llenas de sensaciones y te hacen sentir más si cabe lo sagrado de este lugar y lo que se respira en el ambiente. Algunos cuerpos como los de niños menores de 12 años, mujeres embarazadas, leprosos, personas muertas por picadura de serpiente o brahmanes no se queman por que su alma ya está purificada y los depositan en el río envueltos en telas. Tuvimos la ocasión de ver uno de estos cuerpos en nuestro paseo por el Ganges, realmente sobrecogedor.
En el largo paseo por el río, nos paramos a ver una ceremonia la Puja, que se lleva realizando más de 20 años, una especie de misa Hindú con cánticos, fuego, incienso y música variada con campanas y tambores. Después de tantas emociones vividas vamos a descansar, porque el día de mañana se supone también cargado de ellas y lo empezaremos temprano con el paseo por el río para ver el amanecer a las 6:15.
Buenas noches ***
29/01/10
Son las 6:15 de la mañana en Varanasi, nuestro barquero todavía esta bostezando y el día empieza con una niebla que hace que el Ganges sea más místico si cabe. Los tambores, campanas y cánticos por la gente que hora tras hora traen al crematorio Manikamika no han parado en toda la noche, y desde la ventana de nuestra habitación que esta a escasos 150m, aunque no vemos las cremaciones, si escuchamos todo el barullo. Subimos a la barca y empezamos a ver bastante gente que se baña a las orillas del río, hace sus plegarias y pasea para contemplar un nuevo día que empieza. Vemos la salida del sol que también se convierte en un momentazo por la niebla y la gente haciendo todo tipo de cosas al lado del río, lavando ropa, tirando una especie de polvos blancos, lavando dientes, lo típico para un río vamos. Las cremaciones siguen su curso sin parar, y vemos a un personaje en una barca coger un cuerpo de los que flotan y amarrarlo por la cabeza a su barca y tirar de el, no sabemos el porque. Casi 3h más tarde volvemos al hotel a descansar un poco ya que el checkout del hotel es a las 12h y tenemos todo el día por delante para impregnarnos de los olores de Varanasi hasta las 20h que sale nuestro tren a Delhi.
Después de la siesta, salimos a impregnarnos de los olores de la ciudad, su caos circulatorio, su calor, nos cansa al mismo tiempo que nos da vida ver como la gente busca su sentido, es difícil de explicar como en una ciudad tan caotica se respiran cosas tan diferentes.
De todos modos, paramos a comer y relajamos durante bastante tiempo en el restaurante para despues ponernos un poco el día con internet.
Antes de recoger el equipaje disfrutamos los últimos momentos, sentados enfrente del río, viendo como se ponía el sol, que daba paso a una imponente luna llena, con todos los sonidos y el humo de las cremaciones, nos dejaba marcado ese momento como el último en Varanasi.
Cogemos un autorickshaw a la estación después de una larga caminata por el río con nuestro equipaje a cuestas, y llegaomos a otro de esos lugares que nadie puede encontrar un sentido. Gracias a que hay una persona que ayuda a los turistas a saber cual es el andén de salida de los trenes, sabemos que el nuestro sale del número 7 solo 10 minutos antes de la salida, eso si ya en el vagón hay una lista fuera donde sabes tu cama y si es correcto el número de vagón, eso si esta bien organizado.
Ya dentro nos tocó con una familia de Varanasi que se dirigía a Delhi a celebrar el compromiso de un hijo, nos trataron como se ve que dicen las costumbres en India, como sus huespedes, nos dieron de cenar y el postre, con conversaciones sobre la vida y las costumbres de la India, la gente cada vez nos sorprende más, te hacen sentir muy bien.
El tren sale con media hora de retraso, veremos con cuanto llegamos a Delhi.
A intentar dormir que vamos.